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El caso Anabella

El alboroto crece delante de la comisaría. El crimen sucedió hace dos semanas, la pequeña Anabella, 6 anos, fue tirada desde la sexta planta del edificio Villa London, en el barrio de Vila Mazei, Zona Norte de la ciudad de São Paulo.

Detrás de la reportera personas se amontonan mirando hacia la cámara. Janaina Silva, ama de casa, casada, 27 años madre de 4 hijos, habla al micrófono, se desespera sobre el micrófono: “Quería agarrarlo, tirarlo al suelo, tirarlo y escupirle la cara, pisarle el cuello, pisarle y romperle el cuello, de Nicollau Serdovvi”, 9, 7, 5, 4, son las edades de los hijos de Janaina Silva. Ella los dejó con la suegra porque no podía estar en casa dado lo que estaba sucediendo, tenía que ver de cerca la cara de los asesinos. Delante de la comisaría lo que se puede ver son cables, micrófonos, helicópteros, Janaina Silva, gentes, periodistas que están allí para documentar la llegada y la salida de la presunta pareja y el alboroto que ellos reproducen.

El ruido de helicópteros de las redes de televisión impiden las entrevistas, el sonido de las frases se pierde aun así todos comprenden lo que no escuchan, palabras distintas para el mismo sentimiento de ira y asombro, ira y asombro, ira y asombro, asombro que perdura días y semanas.

Ahora el ruido de los helicópteros y de las sirenas, de los coches de policía queda solo en el aire. De regreso al estudio, el presentador Vicente Vantoni, 42, casado, 4 hijos, mira con gravedad hacia la cámara, fue el sonido de la niña cayéndose al suelo todavía viva dijo el celador, el Sr. Nestor Carnero, casado, 4 hijos y 5 nietos.

Él oyó el ruido alto y seco, lo apuntó en el libro de registros del edificio. Tras la palabra “seco”, Nestor apuntó: la niña estaba viva. La frase, la niña estaba viva es destacada en el primer plano de la pantalla del televisor, destacándose de lo restante del libro de registros de Villa London. Era la medianoche, dice el presentador Vicente Vantoni sobre la imagen de la hoja de papel con la mala letra del celador del Villa London, los algarismos que indica él, aparecen ilegibles.

El noticiero sigue con asuntos. Después vuelve a la comisaría, la pareja Serdovvi aparece en medio al alboroto. La madrastra, Ana Bett Menezes de Carvalho, 24, 2 hijos pequeños, uno bebé todavía y la hijastra que murió hace pocos días, y el padre de la niña muerta, el joven abogado caminan hacia el coche rodeados de policías. La gente los comprime, la pareja casi desaparece en medio de la gente. […]

Él y Ella, el padre y la madrastra de la niña tirada desde la sexta planta, 6 años, su cumpleaños sería a los pocos días, los dos dejan la comisaría y caminan.

En medio de la muchedumbre, encorvados hacia la puerta del coche ya abierta, listos para meterse en los asientos del coche. […]

La pareja Serdovvi y el joven abogado entran en el coche. El coche de la pareja parte con los tres dentro, Anna Beth Menezes de Carvalho, Niccolau Serddovi y el joven abogado Marcelo Jordano, 26, casado, una hija de 6 anos de una relación anterior y la esposa actual embarazada de 10 semanas. Arrojan un ladrillo hacia el coche. El sonido de la gente ocupa el espacio de la voz de Maria Mara.

 

 

 

Charge de Iuri Bossonarocogumelos%2B3

 

Ella vuelve: un ladrillo casi alcanza el coche de los Serddovi. El coche de la pareja se aleja. La imagen se mueve. La cámara roda y se para en un policía prendiendo a uno de los populares. El policía le sujeta las manos por detrás y abre camino en medio de la muchedumbre que los mira curiosa. El popular sujetado por el policía mantiene la expresión indignada, dice Maria Mara de Moraes. El policía afirma que la sangre del asiento de atrás del coche de Nicollau Serddovi, el padre de Annabella, 6 años, asesinada en la noche del día 6, un Ford K gris-plata analizado con equipos especiales, es de Anabella Serdovvi, 6. La sangre en el suelo del garaje, dentro del coche, en el piso y en el pañal, el pañal que ellos utilizaron para limpiarle el rostro a Annabella a fin de ocultar el crimen, la sangre es de la chica de 6 años tirada desde la ventana de la sexta planta del Villa London, Annabela Serdovvi, hija del primer casamiento de Nicollau Serdovvi con Anna Beth Parentte.

La escena sale del estudio y va al Edificio Villa London que se ve como segundo plano del reportero Paulo Perneira Pontigo, 29, soltero, un hijo de 12 años de una relación de juventud. El domingo habrá la reconstitución del crimen. Nicollau y Ana Bete no son obligados a participar. El padre y la madrastra de Anabella, muerta el último día 6, no deberían participar, según informó el abogado del padre de Annabella, que se cayó de la sexta planta del Villa London, el Sr Marcelo Jordano, 26, eso porque, según la legislación brasileña, nadie puede ser obligado a producir pruebas contra sí mismo. Expertos afirmaron que el aplazamiento de la divulgación de los laudos es una estrategia adoptada por la policía para que las declaraciones no sean influenciadas por el resultado de los exámenes realizados por los peritos de la policía civil de São Paulo.

En otra parte de la ciudad, un hombre le dice a otro: no hace ni un mes, la madre de Anabella, asesinada bárbaramente a los seis años de edad, Ana Beth, no la madrastra, que es Carvalho, sino la madre, pariente, ni un mes, y Ana Betty pariente ya desistió del caso, abandonó a la hija, ya no da entrevistas, dejó al destino la resolución del caso.

Y el padre Nicolau Serdovi, era un mal padre. Fíjate, él no corrió desesperado para abrazar a la hija tras su caída […]

Y Nicollau Serdovvi no corrió desesperado para abrazarla. Él llamó antes al padre,

Menelau que es abogado criminalista.

¿Lo entiendes? Él sabía que la hija se había caído desde la sexta planta, eso él no lo niega, afirma que entró en el piso, con los dos hijos del segundo casamiento, vio que la red de protección de la ventana estaba rota y comprendió que habían tirado a la hija por la ventana de su piso. No es una hipótesis de investigación.

Él dijo que vio la red de protección rota, se acercó y vio a la hija caída en el jardín seis plantas abajo.

¿Qué hizo él? ¿Corrió? ¿Lloró? No, él llamó al padre, un abogado criminalista. No la querían. Podemos decir que la rechazaban. Mira, en Inglaterra los científicos hicieron una investigación para descubrir cuál es el mayor dolor que un ser humano puede soportar, entre todos los dolores, los científicos británicos concluyeron que es la pérdida de un hijo de menos de 16 años, principalmente para las mujeres. Y la madre de Annabella ya abandonó el caso ya no habla con la prensa, no aparece, no dice nada, abandonó a la hija. Y si nos acordamos que en seguida de la muerte de 6 años, en el entierro, en la misa de séptimo día, el día en que la niña cumpliría años, incluso en esos momentos Ana Bete apareció calma, frívola, sin parecer destrozada. No se le veía sufrir. Podemos entonces creer que no quería a Annabella.

El padre no bajó desesperado para abrazar a la hija y ¿por qué? Porque él no se quedó desesperado. La verdad es que siempre quiso más a los hijos del segundo matrimonio.

Anna Bete dio la luz a Annabella muy joven, no estaba preparada, no fue capaz de querer a la hija. La verdad es que ella no es suficientemente buena como madre. Amor materno. Annabella fue una niña rechazada, ahora ella solo tiene a nosotros para defenderla, por eso no podemos abandonarla.

La ciudad arde. En el aire un olor dulce inspirado y expirado por los pulmones y chillando a los oídos de los que se interesan o no por el asesinato de Annabela. La gente transforma la familia Serdovvi en viejos conocidos. En la sala ellos analizan esta proximidad forzada. Lo que aumenta lo dramático del caso, transforma la tragedia real en farsa. No se oye la palabra defenestrar, que significa exactamente tirar por la ventana. Quizás porque sea una palabra fuera del cotidiano de los que acompañan el caso.

Tirada o arrojada por la ventana, sí son verbos que forman parte de la vida de la ciudad y por tanto comportan, la violencia del destino de la niña.

Las personas en la sala saben que de nada sirve decir: “Yo no me intereso por este tema” pues todos están convocados a participar de la pesquisa, acerca de los testes, de los testimonios, de los análisis de los expertos. Dado que el asunto es inevitable, los que participan solo por educación y dicen:”Quizás no hayan sido ellos, hay que esperar, la prisión es solo para quien ha sido pillado o que pueda estorbar el seguimiento de la pesquisa, el hecho de que la policía llegue a una conclusión y ofrezca la denuncia no significa que ellos ya hayan sido juzgados como culpables”, los que lo dicen son obligados a oír aún más acerca del tema y no solamente oír. Tienen que retroceder, afirmar. Nada de quizás, tal vez, es un lado u otro […]

En la sala ellos ponderan acerca de la histeria que asola la ciudad, la necesidad de la gente en salir de casa, ir hasta la comisaría delante del edificio donde se dio el crimen, parece que solo de esta manera la gente se siente parte de una historia real, que existe porque se ve en la pantalla, como si la vida solo se constituyera en la historia cuando televisionada y escrita.

Una persona comenta la casualidad del hecho de que varios nombres de este caso tengan letras dobladas, como Annabella, Nicollau, Villa London, no que eso signifique algo o pueda ayudar a desvendar el crimen, ella añade. Otro se acuerda que significa el origen social de las personas involucradas. Además de las letras, el dice, se repiten en la tele y en las conversaciones, informaciones tales como: “La sangre en el coche es de Anabella.”

‘Las huellas en el colchón son de la sandalia del padre que apoyo los pies para subir y tirar a la hija por la ventana, “ Y de esa manera transforma suposiciones en hechos in- contestables.

La interpretación del hombre que tiene el bigote mojado, “la madre no es de veras una buena madre” llega a ser cómica. Su frase, el no bajó desesperado para abrazar a la hija. Lo repite diversas veces en la sala con acento y ritmo que refuerzan el pedantismo del hombre.

La repetición de la frase y el tono de farsa vacían definitivamente de toda verdad, no de su contenido, pues ése no es el enfoque de la charla, sino la verdad de la locución, de la intención del señor gordo. Se habla del sentimiento de autoridad de las personas más sencillas y de las personas pacíficas que se vuelven en sanguinarias en la tragedia ajena.

Se repite también la frase “agarrarlo, tirarlo al suelo y escupirle la cara, pisarle el cuello.

”Que se analiza en su teor de insanidad. No se comenta la ausencia del pronombre oblicuo.”

Aunque la sintaxis de las oraciones les hiere los oídos de los que hablan y las expresiones “agarrarlo” y “ tirarlo” se repite otras veces.

La ciudad se vuelve vampiresca, compulsiva. El análisis de la repercusión del caso llega hasta el postre, cuando alguien, 72, casada, cuatro hijos, ocho nietos, dice, la verdad es que el llevaba una de esas sandalias tipo chancla y la huella en la sábana era suya de verdad. Y eso de no haber bajado en seguida es muy fuerte y otro, 17, soltero, pregunta pero eso ya se ha comprobado? Si ellos tienen como rastrear y saber el horario de la llamada, el horario en que su coche entró en el garaje, en que el bajó por ascensor tras la caída de la hija, el número del teléfono al que llamó, de hecho el llamó al padre antes debajar. La hipótesis más posible hasta ahora es que quien la sofocó fue la madrastra, y el padre creyendo que la hija ya estaba muerta, la tiró por la ventana.

Y un tercero, padre de dos hijos pequeños, concluye: un surto, un momento de insanidad, Cualquiera podría. Un padre. Cualquiera. Es empavorecedor.

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Desenho de Juliana Gushi

Comento:

 

 Parece absurdo, terrivel, terrivel de acreditar. O que assusta no ato violento é que atenta contra a vida. O agressor ao agir parece estar fazendo em sua auto-defesa. Devemos entender que o ser humano em sua auto defesa pode agir e fazer uso de intenções extremamente cruéis.

A população vive em catarse coletiva o  desejo de redenção de suas angústias. Perde-se o sentido trágico dos fatos para uma exacerbação dos elementos dramáticos das narrativas.

São absolutamente volúveis e irresponsáveis os julgamentos. Nesses momentos todos se absolvem e todos podem ser juízes da tragédia alheia.

A única forma de prevenção da violência doméstica é o tratamento do agressor e da familia entendida como um sistema de relações que adoeceu. 

“Como si la vida se constituyera en la historia cuando televisionada y escrita. La alienación en relación a la propria vida. Se hace cada vez más fácil vivir la rabia y liberar la agresividad a través de la historia del otro en la cual me proyecto. A través de un juego de proyecciones y identificaciones la tragedia pierde su sentido trágico y se viste de un carácter dramático y cotidiano.”  Celia Brandão.